Redacción: Sergio Abreu
Revoloteando y flotando en el espacio, King Gizzard & The Lizard Wizard nos vuelven a deleitar por enésima vez con una tesis progresiva de medios tiempos psicodélicos titulada Ice, Death, Planets, Lungs, Mushrooms and Lava, su vigésimo primera aventura discográfica. Hay quien podría considerar que hay una naturaleza poco ortodoxa dentro de la formación australiana, sin embargo, yo digo que los King Gizzard & Lizard Wizard son unos seres mágicos capaces de cincelar música a diestro y siniestro sin perder un mínimo ápice de calidad musical. Este nuevo álbum reinterpreta la obra de los australianos en tiempo y espacio a base de el renovado espíritu de la improvisación libre que se haya dentro de los siete cortes que conforman el álbum.
Ice, Death, Planets, Lungs, Mushrooms and Lava es un disco que está influenciado de lleno por actos jazz y kraut de la década de los 70. Por momentos es oscuro y progresivo, y por momentos alegre y psicodélico. Aparentemente, la banda parece no tomarse demasiado en serio a sí misma y más bien lo que busca es divertirse con música hedonista que hace entrever resistencia a ponerse serio, lo cual es algo que ayuda a la banda a tratar nuevas ideas con la sinceridad y honestidad necesaria para hacer que este álbum pueda llegar a sonar tan redondo y calculado.
El disco ofrece siete piezas sólidas construidas alrededor de ritmos de batería insistentes y licks de guitarra difusos. La canción que se encarga de abrir el álbum se llama Mycelium, un corte que parece querer rendir tributo a la idea psicodélica de la costa oeste americana de los años 60. La prolificidad de los de Melbourne hace una llamada espacial al krautrock en Ice V convirtiéndose en un momento maravillosamente melódico y trippy para que poco después Magma abra la puerta a unos registros más progresivos y vibrantes mientras observamos como el asunto se amansa con Lava a través de un aura que induce al miedo con delirios cósmicos que logran crean algunos de los momentos más vívidos de toda la obra. El álbum continúa con una hipnotizante y cohesiva jam flautística de más de 13 minutos titulada Hell’s Itch para poco después proseguir con Iron Lung, que es una hábil interacción con instrumentos convencionales inusualmente exótica, pastoral, pesada y liviana al mismo tiempo. Gliese 710 es el corte que concluye la obra y una especie de ejercicio de meditación que se convierte en un torbellino de intensidad rítmica desinhibida.
El mago lagarto vuelve a mutar por enésima vez en Ice, Death, Planets, Lungs, Mushrooms and Lava, una obra con un toque genuinamente soberbio solo al alcance de King Gizzard que expone todo el potencial de la banda en una nueva introspección musical derivada de larga sesiones de improvisación musical. Es sorprendente la diversidad de estilos que la banda encuentra bajo el dogma de Stu Mackenzie. El juego de sonidos se vuelve más interesante si cabe y sus energías fortalecen la discografía de KGLW a través de una fuerza latente y sobrecogedora nutrida por una lírica que parece querer tratar con ambigüedad los mecanismos de la naturaleza y el movimiento constante del mundo.
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